Hoy voy a Matsumoto, para ver el Matsumoto-jo un castillo en Blanco y negro impresionante construido a finales del 1500 allí conocí a tres agradables ancianos que me hicieron de guía a cambio de un poco de conversación.


De Matsumoto me dirijo a Yudanaca, un pequeño pueblo en las montañas, al norte de Pagano. Allí quiero dormir en un ryokan, es un hotel tradicional de estilo japonés. Nada más llegar a la estación, busco el ryokan, para no dar muchas vueltas, pregunto a la primera persona que veo, tras pensar durante unos segundos me dice que me lleva en coche (no se puede ser más gentil). El dueño del ryokan es muy amable además de explicarme el funcionamiento de las instalaciones, me explica que puedo visitar en la zona y me recomienda unos restaurantes económicos y a muy buen precio y me comenta que al día siguiente quiero ir a ver un Onsen (baño termal), en el que se acercan los monos a bañarse, hay un autobús, pero que si quiero me puede acercar el en coche.
En cada habitación hay ropa tradicional para cada huésped, un juego de té y el dueño te recibe con una pasta hecha con judias para acompañar el té.

