sábado, 28 de abril de 2007

Hakone, un pequeño infierno para turistas.

Este viernes Héctor tenia trabajo, así que he decidido visitar Hakone, a unos 90km de Tokyo, es una zona de actividad volcánica que se puede visitar en un día, pero hay que despertarse temprano. A las 7:30 ya estaba en pie para coger el tren, según dice mi guía, con un transbordo se puede llegar. Al final resulto ser mas complicado, la primera parte por mi culpa, pues la linea de tren se separa a mitad de recorrido y yo cogí el equivocado, y no me di cuenta hasta llegar al final, pues era difícil leer el mapa del tren. A eso hay que sumarle que en la guia hay un pequeño error porque el cambio de tren se hace en otra estación y por último depende de en que vagón estés sentado, la mitad del tren se marcha y tu te quedas con la otra mitad en la estación con cara de poker (por suerte una amable mujer me comentó, sin yo preguntarle, que si quería ir a Hakone tenía que cambiar de vagón). Con todo esto, ya eran las 11:30 acababa de llegar a la estación de Hakone, pero para ver la zona volcánica, tienes que subir a un pequeño tren de vía estrecha, que sube la montaña haciendo zigzag y cambios de sentidos y de raíles, de esta manera salva un gran desnivel, que permite llevar al viajero al pueblo de Gora. Desde este pueblo ya se inicia la ascensión hasta la zona volcánica, hay unos pequeños senderos con gran desnivel que suben la montaña, pero si solo tienes un día lo mejor es subir en un funicular y luego un teleférico. Por suerte compré un billete por 33€ que durante 4 días que te permite usar todos los transportes de la zona; es más barato y cómodo.



En las fotos, podéis ver en orden, el tren de vía estrecha, el funicular y el teleférico.

Ya arriba, era la una y aun me quedaba visitar la zona, una vez en el punto de partida uno ya empieza a ver como en entorno es algo diferente, hay dos caminos uno que va a unas surgencias de agua a altas temperaturas y otro que asciende a una montaña de 1412 metros, todo el mundo va por el camino de la surgencia, por eso decido subir a la montaña y tener otras vistas más tranquilas. En la entrada hay un pequeño santuario con un buda y una fuente de aguas calientes. Al empezar el camino hay un cambio radical de vegetación, pues aunque hay muchos arboles, todos están secos, ni un ápice del color verde que indique la existencia de vida, aunque la presencia de los cuervos da a entender que hay vida. Durante el ascenso el bosque se hace más denso, ramas secas y cada vez más retorcidas, cortinas de gas que se cruzan y el graznar de los cuervos le dan un aire muy dantesco.

El camino es muy interesante y si uno se fija bien, hay muchas señales de vida, musgos, líquenes y plantas de un verde grisáceo. Se hace un poco tarde, pero mi objetivo es llegar a lo más alto para hacer fotografías y tener una visión global de la zona, una vez en la cima, los arboles tienen tantas ramas secas que no me dejan tomar una fotografía decente del paisaje, así que me dedico a mirar entre las ramas y descubro algo que hasta el momento ni me había fijado, delante de mi, imponente se levanta el Monte Fuji (o Fuji-San como lo llaman aquí) es un enorme volcán, la montaña más alta de todo japón 3376m de altura delante de mi, pero una cortina de nubes y un ambiente un poco cargado habían ocultado la montaña hasta ese momento.


Satisfecho con la visión, bajo la montaña dirección a las aguas termales, abandonando la soledad y el silencio, para ir por el camino que usa todo el mundo. de camino como un tentempié de o-nigiri, unas bolas de arroz rellenasque compre en tokyo antes de salir. La zona de los baños es interesante, es donde más fumarolas hay, pero pierde un poco su encanto por la gran cantidad de gente que los visita. Allí el turista puede comprar huevos cocidos en el lodo negro.

Si el día es lo bastante claro se puede seguir el camino con el teleferico, hasta un lago donde se ve reflejado el monte Fuji, como este no era mi caso y tenia más hambre que el perro de un ciego, decido volver al pueblo de Gora, había leído sobre un restaurante especializado en Gyôza. Cuando llego son las 15:30 y el restaurante cierra de las 15 a las 17h así que aun con el estomago rugiendo hago una visita al parque de Gora (ya os enseñare las fotos otro día, cuando escaseen las noticias) A las 5 menos un minuto de la tarde, estaba como un clavo en la puerta para no perder tiempo. La espera valió la pena, seguro que muchos de vosotros habréis comido Gyôza, es una especie de empanadilla de pasta, fácil de encontrar en los restaurantes orientales en España, cocinadas al vapor o fritas, en este caso estaban hechas a mano, es como comer unos ravioli con pasta artesanal, con mucho relleno y fresco del día. Estaban tan buenas que repetí sin tener hambre, para no marcharme sin probar otra manera de cocinarlas.





En esta foto, los gyôza están fritos y el relleno es de gambas, hay muchas variedades de relleno, el otro plato que me comí era una olla de un palmo de diámetro, con los gyôza cocinados en un caldo hecho con muchas variedades de verduras, legumbres, setas, fideos, y unos cortes de naruto (una manera de preparar calamar)

El Gyôza Center, un restaurante con una especialidad deliciosa cocinada al momento, está un poco separado de la zona turística, pero vale la pena perder el tiempo buscándolo.


Al final llegué a las 23:00 a Tokyo, una jornada interesante, el lugar es muy turístico, pero si consigues olvidarte de la gente y buscar otros caminos, se le puede sacar jugo a Hakone.

Hasta la proxima. Dewa mata. ki o tsukete.