martes, 9 de octubre de 2007

PRIMER DÍA DE BODA:


Ayer nos fuimos a dormir bastante tarde, estuvimos charlando en casa de Mustapha hasta altas horas de la madrugada.
Nos vamos despertando progresivamente a partir de media mañana y salimos a comprar el desayuno para todos.
Pasamos una mañana relajada, algunos durmiendo un poco más, otros comiendo, fumando y charlando, yo aprovecho para escribir mi diario en papel para recordar los buenos momentos vividos.





A esta última foto le sobran los comentarios, hay una muy parecida el día anterior, pero de amarillo.

A medio día salimos de Tánger, vamos a Larache, donde se celebrará la boda. Ninguno de nosotros tiene claro cuando empieza ni cómo será, solo estamos a la espera para que nos avisen. Al parecer son las mujeres las que se encargan de gestionar todo, sin dar demasiada información a los hombres, por otro lado los hombres tampoco se preocupan demasiado de los detalles.

Larache es una pequeña ciudad marítima, con un ambiente agradable, aunque en la zona donde están los restaurantes hay demasiadas humaredas sin canalizar, es fácil ir paseando y adentrarse en una espesa niebla con olor a pescado, a pesar de eso se puede comer pescado fresco muy bueno. Durante la comida las mujeres tienen que abandonar la mesa prematuramente, tienen que ir a la peluquería, donde se reúnen muchas de las mujeres que asistirán este día a la boda. La boda durará cuatro días y el día de hoy está dedicado a las mujeres, pocos hombres asistirán, y tampoco se espera que vayamos muy bien vestidos, así que podemos tomarnos toda la tarde libre.





Decidimos ir a la playa, donde pasamos la tarde bajo un agradable aire templado, viendo como pasan los barcos, como disfruta la gente de su tiempo libre en la playa bañándose, tomando el sol, pescando, en fin cada uno hace lo que quiere, pero todo el mundo con un ritmo tranquilo y pausado.







Allí estamos hasta poco antes de la puesta de sol, que decidimos ir a ver como se oculta desde las ruinas de Lixus. Es un lugar con los restos arqueológicos de una ciudad de la época romana. Cuando llegamos a la entrada, antes de subir por la colina, el guarda y guía al mismo tiempo, nos indica que ya está cerrado el lugar, aunque no se ve ningún impedimento físico que no permita el acceso, le comentamos que no necesitamos guía, que solo vamos a ver la puesta de sol y a pasar un rato, la respuesta del guía es que mejor no subir porque hay bandidos… Suena raro y difícil de creer, nuestros amigos marroquís nos confirman que allí no hay bandidos, así que subimos “bajo nuestra responsabilidad” como es de esperar no sucede nada fuera de lo normal, solo calma y silencio a veces interrumpido por las carcajadas de alguno de nosotros.






Después de allí no tenemos noticias sobre la boda así que matamos el tiempo paseando por las calles de Larache, tomando té, comiendo frutos secos y charlando hasta que al final, bastante tarde, nos llaman para que vallamos al lugar donde se celebra la boda esa noche.

La Boda dura toda la noche, casi todo son mujeres, como ya he dicho antes hoy la celebración es para ellas. Llegamos a la casa donde se celebra, las chicas de nuestro grupo aun no han llegado, pero en breve hacen su aparición peinadas y ataviadas con vestidos tradicionales. La mayor parte de la noche la pasamos bailando, comiendo y riendo. La comida entra y sale durante toda la noche, platos ligeros, fuertes, dulces y bebida, no falta de nada.








Las horas pasan, y la gente se marcha paulatinamente, pero nosotros somos los últimos en marcharnos. El camino de vuelta a casa, hasta Tánger, es de 80 km aproximadamente, salimos en dos coches, llegamos a casa, el sol ya ha salido, pero el otro coche aun no ha llegado, pasamos una hora esperando sin poder entrar, porque las llaves están en el otro choche que se ha perdido de camino a casa. Buenas noches o días… Hoy por la noche tenemos otro día de Boda y esta vez dedicada a los hombres.