viernes, 23 de abril de 2010

Reserva Ornitológica Vendantangal

Al llegar a la reserva, busco el único lugar donde uno se puede alojar, la casa de los guardas.  Ahora veréis unas cuantas fotos de aves y otros animales que he tomado durante estos dos días, luego pasaré a explicar varias anécdotas y/o aventuras que he vivido.

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Además de las aves y otros animales, durante estos dos días me ha pasado de todo. ¡Atentos a la última historia!

Lo primero es la cantidad de gente que me ha abordado para curiosear, ya que soy el único extranjero por la zona, soy el único no indio en los últimos tres días. A la gente le gusta mi cámara de fotos (espero que no igual que en Bolivia) y casi todo el mundo además de hacerme mil preguntas (oficio, nombre, país, familia, religión y un largo etc.) quieren que les haga una foto. Todos eran gente agradable, algunos me invitaban a comer, aunque solo pude aceptar una de las veces, ya que mi estomago no puede digerir tanta comida. Aquí van unas cuantas imágenes para que os hagáis una idea.

P_MG_2246 P_MG_2321 Ellos me dieron de comer, no recuerdo como se llama la comida, pero estaba deliciosa.

P_MG_2361 Unos niños muy curiosos, alentados por su padre (el que está detrás)

P_MG_2364 P_MG_2374 El hermano mayor llevando a sus otros hermanos a pasar el día en la reserva.

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Este hombre sale solo en la foto, ya que su acompañante (amante) era muy recelosa con el tema de las fotos, aunque el insistía. De echo les hice una foto a los dos y luego la borré para hacerle una a el.

Ya de regreso, por el camino me encuentro con una mujer y su hija. Las conocí ayer noche durante mi cena. Me invitan a su casa, que no es mayor que la habitación donde me alojo. Allí me enseñan de que viven, me presenta a su abuelo y me agasajan con comida. Quieren que me quede a cenar, pero además de tener la cena reservada, no se si sería saludable, así que declino cortésmente la invitación. Al final, ellos también quieren su foto.

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Por último, os explico el percal que me encuentro al llegar a mi alojamiento. Tres hombres de aspecto bastante osco, sentados en el suelo, con un racimo de aves (todas ellas protegidas) desparramadas sobre una tela, la mayoría están muertas, aunque algunas están agonizando (sin más detalles). A su derecha, cuatro escopetas que tienen más años que Matusalén. En la sala hay más hombres, alguno de ellos viste uniforme. Resulta que los guardas han capturado a unos cazadores furtivos. Matan aves protegidas para venderlas a la gente, para comer, ya que los venden a un precio inferior que el pollo.

He dejado mis sentimientos a un lado, sentándome en una mesa  con el jefe de los guardas, para hacerle preguntas sobre lo ocurrido.

Pensar en vivir esta situación en un lugar tan remoto, donde tu eres el único que está fuera de lugar.

 

PD: Se me olvidó comentar que ayer a penas pude dormir a causa de las cucarachas que había en mi habitación.