Después nos vamos al rio para pasar la mañana allí pasamos unos momentos muy agradables conversando y dejando que pase el tiempo.
Ya en el andén nos hacemos unas fotos delante del nombre de la estación para recordar el nombre.
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Todo empezo con mi viaje a Japón con mi primo Héctor, ahora el viaje continua pero por otras sendas. Si quereis saber más, menos_molas@hotmail.com
Ya es por la tarde y vamos a recoger a la estación a la hermana de Rina, de allí salimos otra vez en coche,
Rina tiene preparada una preciosa casa en las montañas para que Héctor y yo nos quedemos a dormir.
El emplazamiento es increíble, a pocos pasos un extenso bosque y la casa de estilo japonés con espacio suficiente para dormir seis personas.
Allí nos dejan, se marchan con el coche, no sabemos dónde, dicen que volverán en una o dos horas pero la dificultad con el idioma a veces deja las cosas un poco en el aire. Héctor y yo nos quedamos paseando y curioseando por los alrededores de la casa hasta que oímos como se acerca algún coche, la sorpresa viene cuando se abre la puerta de la casa, y empieza a entrar mucha gente con comida y útiles para cocinar, Rina ha pensado que nos iría bien un poco de compañía, ha llamado a sus padres a una prima y unas amigas para cenar con nosotros, la velada es muy entretenida, todos son muy amables y nos agasajan con comida y regalos.
Durante la cena el padre de Rina nos pregunta si nos gustan los fuegos artificiales y si en España son típicos, al final después de una larga conversación sobre el tema, resulta que nos ha comprado dos bolsas cargadas para que nos divirtamos por la noche, al principio Héctor y yo nos miramos un poco extrañados y sorprendidos, no estamos acostumbrados a este tipo de regalos, pero poco a poco nos vamos animando y al final hemos gastado entre todos las dos bolsas.
Llegamos al templo quince minutos antes, allí nos ponemos una ropa especial para la práctica y nos inscribimos en unos libros para dejar constancia de nuestro paso.
Durante la práctica, que dura unas tres horas, no puedo tomar fotografías, la experiencia ha sido interesante, más para nuestras amigas niponas, pues todas las explicaciones eran en japonés, después de tres horas de práctica, necesitamos las explicaciones de nuestras amigas pues durante la sesión no podíamos hablar, solo escuchar y mantener una serie de posturas algo dolorosas para un occidental poco acostumbrado.
Posteriormente vamos a otro templo para tomar el té, siguiendo la tradición.