Aun sigo en la aldea de montaña. Hoy iré a las montañas a pasar un par de días, durmiendo en el raso. Pero antes de salir siempre hay momento para fotografiar las escenas cotidianas.
Trabajadores de metal (herreros).
En la única tienda de la aldea, donde compramos la comida para estos días. También se pueden comprar otro tipo de objetos útiles para la vida diaria. Entre otras cosas compramos un poco de tela, aunque no sabía para que utilidad.
Como siempre, son las mujeres las que realizan los trabajos duros.
Al llegar a la cima de la montaña, entendí para que querían las telas. junto con incienso, fueron unas ofrendas a algún dios.
En esta foto, podéis ver a un hombre cortando requesón. La cabaña en la que vivía esta familia, estaba en mitad de ninguna parte. Si la aldea de la que partimos ya estaba lejos y no había carretera alguna, a esta casa de piedra ni siquiera llegaban caminos, imaginaros lo “asilvestrados” que eran. Sin agua ni electricidad, tampoco vecinos, solo montañas. En el video en inglés, podéis ver las caras del hombre cuando estamos grabando. Allí compramos leche fresca de vaca y el requesón. Una experiencia única que no sale en las guías ni se anuncia en los tours.
Ya de regreso a nuestro campamento para acampar y pasar la noche durmiendo en la intemperie.
En el lugar de acampada, gozando de un chai calentito (té con leche y especias).
Preparando la cena. Chapati (especie de pan) preparado en la piedra con fuego de leña y un arroz con fideos.
Al anochecer preparamos una hoguera que mantuvimos toda la noche, ya que el único momento que flaqueó, pasamos mucho frío. Contrastando con los casi 50ºC del resto del país.